Además de felicitar a todos los padres y todas las personas que festejan su onomástica, de manera especial, rezamos por Benedicto XVI, que se llama José y nos unimos a sus intenciones y le acompañamos en su viaje a Africa que realiza del 17 al 23 de este mes
José era un “hombre justo”. Este elogio otorgado por el Espíritu Santo, y el privilegio de haber sido elegido por Dios para ser el padre adoptivo de Jesús y el Esposo de la Virgen Madre, son los fundamentos de los honores asignados a San José por la Iglesia.
ResponderEliminarEl camino humano y espiritual de san José, quien acogió “el misterio de la Encarnación” “no sólo con la proximidad física, sino también con la atención del corazón”, es modelo para el sacerdocio, la vida consagrada, los laicos y para “todos los discípulos de Jesús que aspiran a la unidad de la Iglesia”. Son palabras de Benedicto XVI pronunciadas ayer día 18 en la Basílica „Marie Reine des Apôtres‟ de Yaoundé (Camerún).
El Papa, en su discurso, afirmó que “no es el padre biológico de Jesús, de quien sólo Dios es el Padre, y sin embargo ejerce una paternidad plena y completa”, pues “ser padre es ante todo ser servidor de la vida y del crecimiento” con fidelidad y prudencia.
En José no existe separación entre “fe y acción”; “nos revela el secreto de una humanidad que vive en la presencia del misterio, abierta a él a través de los detalles más concretos de la existencia”; “su fe orienta de manera decisiva sus acciones” y paradójicamente, “actuando”, “asumiendo sus responsabilidades”, José “se hace a un lado para dejar a Dios la libertad de realizar su obra, sin ponerle obstáculos”, describió Benedicto XVI. Y es que es el esposo de María un “hombre justo” porque “su existencia se „ajusta‟ a la palabra de Dios”.
Hoy en los medios de comunicación encontramos muchas alusiones a la gran fiesta de San José.
ResponderEliminarPor ejemplo, por la Web de la agencia Europa Press, he conocido que el cardenal Agustín García-Gasco afirma en su carta de esta semana que San José es "en el siglo XXI un referente para recuperar la importancia social de la paternidad" y destaca que "no es sólo modelo de virtudes teológicas y espirituales" sino también de "virtudes y valores que hacen la vida social más humana, y, por tanto, más de Dios".